
Dos buenas mujeres Mi tía Elisa era muy divertida. Siempre la recuerdo en momentos alegres, o cuando alguien hace un comentario brillante, sagaz, inesperado o un juego de palabras divertido. Ella los bordaba. Era inteligente, guapa y gorda. Muy gorda. Pero no era ese tipo de gorda norteamericana que ves trasladarse basculando sus kilos de […]
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